UNIMINUTO habla sobre América Latina desde una mirada comunicacional

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Una jornada de discusión y mucha tela por cortar donde el caso venezolano
fue uno de los más resaltables  

Por: Gustavo Montes Arias.

En la sede principal de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, UNIMINUTO, en Bogotá, se realizó la lección inaugural de posgrados de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

El espacio que fue nombrado como “Sociedades en movimiento: las encrucijadas de América Latina”, sirvió para que académicos, investigadores y comunicadores de diferentes lugares y desde distintas profesiones, hicieran un análisis del estado actual de los países del cono sur, teniendo en cuenta la historia social y política del continente.

El evento estuvo dividido en dos paneles, el primero lo conformaron los académicos Fernando Vélez, de Chile; Mónica Valdez, de Colombia; y María René, de Bolivia. Esta primera parte la marcó un análisis histórico de América Latina que terminó en múltiples reflexiones acerca de la necesidad del ejercicio de la resistencia y de olvidar el proceso de reciclaje de guerras y conflictos que nos ha afligido durante tantas décadas.

Por otra parte, en el segundo panel participaron los investigadores Rayen Róvira, de Chile; Guillermo Mastrini, de Argentina, Miguel Ángel Herrera, de Colombia; y Noé Pernía, de Venezuela. El último segmento de la lección se caracterizó por estar encaminado a definir una clara diferencia entre gobierno y Estado, así como la manera en la que estos dos entes han marcado la contemporaneidad del continente. De las exposiciones realizadas se destacó la que puso en consideración el caso del vecino país de Venezuela.

Lo destacado del panel

Dentro del estudio acerca de las últimas expresiones de liberación y resistencia en Latinoamérica era de destacarse la situación de Venezuela, esto debido a su proximidad con Colombia, el fenómeno migratorio y la lucha entre el gobierno y la población. El encargado de la socialización de las dinámicas socio-políticas de Venezuela fue Noé Pernía, comunicador social y docente investigador de la sede principal de la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Facultad de Ciencias de la Comunicación de esta institución.

La ponencia de Pernía destacó como temas principales la violación de derechos humanos en su país y el ejercicio de la biopolítica con antecedentes anteriores al chavismo.

Para nadie es un secreto que América Latina ha sido víctima múltiples violaciones a derechos humanos, casos como el de Chile, Argentina, Colombia y Venezuela son clara muestra de esta tesis, y para el panelista precisamente esto es lo que nos acomuna en el continente.

En Venezuela la violación de derechos humanos y la falta de respeto por la vida han sobrepasado los límites, según Pernía, existen casos documentados de presos políticos contra quienes la crueldad no ha discriminado entre humanos y animales, pues los militares han tomado la decisión de mutilar a sus mascotas, decapitarlas, grabar videos de las sangrientas torturas y mostrarlas a los presos cuando se encuentran en sus celdas. Estas situaciones han llevado a conclusiones tan frías como que “las formas de tortura se están depurando en un país como Venezuela”, según lo expuso el comunicador.

Otro punto expuesto por el docente y que estuvo de manera común en las demás ponencias, fue el de la biopolítica o control de la vida humana por medio de las regulaciones de orden político, social, económico o militar. En el caso de Venezuela, Pernía asegura que se ha usado “la violación de los derechos humanos como control biopolítico para mantener inactiva a la población”.

No son pocos los casos de violaciones a los derechos humanos, muchos manifestantes han sufrido fuertes lesiones por parte de los militares como fracturas cervicales y heridas abiertas en el cráneo como producto de fuertes golpes con sus cascos de protección. Otras historias han trascendido fronteras, como la de Marvinia Jiménez, una costurera que fue agredida en el año 2014 por parte de la fuerza bolivariana y que se convirtió en una de las activistas más importantes del país. Pernía conoce estas historias por su trayectoria como reportero en Venezuela y él mismo afirma que para el gobierno “la mejor manera de controlar fue atentar contra la sociedad civil”.

Más que números y casos

Entidades serias de carácter internacional han documentado de manera fiel el difícil momento que viene viviendo Venezuela desde principios de siglo.

En cifras, el panelista comentó que en los años 2014 y 2019 se presentaron respectivamente 185 y 574 casos registrados de torturas por parte de militares. La cifra de asesinatos relacionados con la protesta social no ha sido la diferencia, en el 2013 se registraron 16 casos de muertes violentas por parte de militares del régimen, 14 y 13 casos se documentaron de manera oficial en los años 2016 y 2018; para el año 2019 esta cifra subió a los 23 casos.

Las cifras de personas que se han ido del país son aterradoras, muchos dejan lo que tienen para pasarla ‘bien’ en algún lugar con mejores garantías de vida, el académico lo dice con vos quebrada, tal y como le debería doler la situación nacional a cada latinoamericano y a cada ciudadano del mundo: “Los cinco millones de migrantes que hay fuera del país no piensan en su plato de comida sino en el que deben comerse sus familiares en Caracas o en cualquier otra parte de Venezuela”.

El año anterior se llevaron a cabo más de dieciséis mil protestas en diferentes partes del país. Noé Pernía asegura que la gente en Venezuela sí protesta todos los días, pero el mundo no se da cuenta. ¿La razón?  El poder comunicacional donde el Estado es el propietario del espacio radioeléctrico y de la compañía pública que gestiona el ancho de banda , impide que se muestre la cara real de la situación nacional y aleja al país de toda posibilidad de mostrar la realidad del día a día, caso diferente al de países como Chile y Colombia o al ejemplo de la Primavera Árabe, donde las redes sociales y los canales de información han permitido congregar a las personas en torno a la resistencia.

Venezuela podría hacer lo mismo, pero su ancho de banda en acceso a internet es mínimo; Pernía asegura con lógica que “Venezuela no es un país pobre (…) son los controles biopolíticos del gobierno” la razón de esta imposibilidad de tener un sistema de comunicación veraz y efectivo.

Entretanto, el panelista comentó también las nuevas estrategias mediante las que las minorías buscan el reconocimiento de su voz. Para Pernía los grupos minoritarios como las feministas y la comunidad LGTBI, rompen con la línea de mando del gobierno y la cultura machista a través de la resistencia, haciendo un modelo para otros países, pues en América Latina es general la caracterización de la fuerza de los gobiernos, él lo asegura: “sí ha habido tortura en nuestro país (…) nuestros gobiernos se caracterizan por ser autoritarios, militaristas y machistas”.

En Venezuela los estudiantes de las escuelas de comunicación han decidido salir a las calles y los buses para contarle a la gente las noticias que los medios manipulados no transmiten ni transmitirán jamás, otras personas cambian discos de música rock por medicinas, que son de muy difícil acceso en el país, y otros tantos usan el arte en sus barrios, los grafitis y murales como método para liberarse del sistema y protestar con subjetividad.

Las conclusiones

El evento culminó con el contento de panelistas, asistentes y organizadores. Entre distintas visiones y posiciones se logró abrir más el espectro sobre el proceso histórico que está viviendo Latinoamérica, donde se vienen dando luchas y transformaciones tan grandes como las comisiones para cambio de constitución política en Chile.

Cada uno de los invitados postuló su visión de los gobiernos, e invitaron a la diferenciación entre Estado y régimen político, claridad que es necesaria para comprender las dinámicas de cada uno de los países del cono sur y definir cómo se está gobernando, cuáles son las consecuencias de la representación política y cómo resistir ante el totalitarismo tan difícil de identificar, pues, como lo mencionó Noé Pernía, “los totalitarismos no huelen a nada, no son ni de izquierda ni de derecha, son totalitarismo y punto”.

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